Por Salvador Nocetti Vilchis

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No sé por dónde comenzar a ordenar mis ideas y mis sentimientos, lo claro está en que muchos de ellos están en un mar de confusión y de caos.

Cuando percibo tantos temas que están abiertos hoy, eso tiene una resonancia para mí y pareciera que este caos me está ahogando. Desde hace algunos años tome decisiones de vida que, desde luego, han impactado a otros: un divorcio, un nuevo matrimonio, ajustes en las finanzas, una constante lucha de poder con mi ex esposa para ver quién puede más, reclamos, reclamos y más reclamos.

Desde el lado profesional tengo una carrera mmm… bien, pero sin llegar a ser una carrera deslumbrante, pues parece que llega a un punto de varios quiebres.

Seguro y convencido del impacto en proyectos de integración y de fusiones me fui construyendo una teoría de un “YO EXPERTO”. Cientos de decisiones estúpidas en lo laboral, — en realidad no son cientos solo son un par de ellas — en las que el “be polite” y ser humilde desaparecieron y con ello, también se esfumó mi posibilidad de continuar en un proyecto… era yo el elemento incómodo que no encajaba con la nueva VP de HR.

Esto que cuento, es el cuento que me cuento y que te cuento. Y al mismo tiempo, me di cuenta que debía hacer un cambio en mi vida porque estoy en la edad en la que los corporativos no requieren más de esa gente buena y necesitan “carne fresca” con hambre y mucha energía para trabajar mucho… por menor paga … Entonces había que pensar en los puentes profesionales.

Ajustes y desajustes

Obviamente cuando esta reflexión llegó a mi vida, parece “que llegó para quedarse”, — sí, así como aquella vieja estación de radio en A.M. que escuchaba mi mamá — . Comenzaron los ajustes con los naturales desajustes, sobre todo con mis hijos mayores que se quedaron en casa con su Mamá, mi ahora enemiga.

Y desde el lado laboral, hace años que inició el pavimentar mi nueva carrera que se alimenta de mi experiencia y mis historias, además de mis relaciones. En el plano personal, se inicia un nuevo proyecto de familia y llega mi primer perro acompañándome de muchas clases de paciencia y de amor. Inició también un proyecto que me parecía sencillo, porque era en una PyMe con 3 socios. Fueron tres años en donde agradecí la invitación, la paga y el proyecto, pero mi corazón no estaba ahí. El ADN era distinto al mío y entonces, lo sufrí un poco o un mucho. Debo reconocer que aprendí más de lo que pensaba en esos momentos.

Después inicié un proyecto de formación, en donde hoy me doy cuenta que los cuentos que me cuento son mis construcciones de realidad, es decir, la manera con la que juzgo al mundo y lo valoro. Entro en la conciencia de que el todo se impacta con un movimiento, así como esas bolas de billar cuando son tocadas por el taco. ¡Todo se mueve!

Me doy cuenta que hay temas que no están cerrados para mí, y temas que no están cerrados para otros, me doy cuenta de mis juicios, descalificaciones y de la realidad que construyo a diario. Igualmente, me doy cuenta de lo vulnerable que es sentirse en desamparo y lo maravilloso que es sentirse en suficiencia, que para mí son los momentos en los que conecto conmigo o con Dios, que yo decido significar como algo grande y maravilloso.

Y en mi caso a eso grande yo le llamo Dios, me da paz, me da esperanza y me hace sentir que yo tengo las formas para re configurar lo que hay en mi mente y darle un significado diferente. No es psicología positiva ni nada vinculado a “Únete al club de los optimistas”, es otra cosa, es vulnerabilidad y desamparo acompañada de paz interna y suficiencia, es transitar entre caos y orden, y caos y orden, y caos y orden.

Así es mi vida, como la de todos, llena y plena de cosas maravillosas… cosas que me retan y me espantan. Hoy y en adelante pienso resolver el devenir trabajando día a día, porque mis decisiones importantes me llevaron a estar con una maravillosa mujer a la que amo, a dos nuevos bebés que son cuates y que me están enseñando día a día amor en mayor conciencia.

Mis otros regalos son una hija artista de las artes visuales, un hijo con un talento musical, distante y enojado porque en su ser y en su construcción de realidad, yo soy un mal padre e irresponsable en la atención de las cosas que él siente que están bajo mi responsabilidad y su derecho. Entender mis vínculos ancestrales y políticos desde una mirada de suficiencia y paz. Aunque a veces me suceda que me revuelco en mis juicios, estas enseñanzas me ayudan a recorrer el camino conmigo mismo, aprendiendo a quererme para tener una buena vida.

Gracias a la Teoría de Michael Blumenstein que me permite mirarme con buenos ojos.

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