por Katia del Rivero

Una perspectiva diferente.
Por muchos años el tema de cerrar ciclos me ha apasionado. Por muchos años he escrito acerca del tema, desde diferentes perspectivas y momentos de vida. Hoy me gustaría acercarme a este proceso desde la Teoría Blumenstein©.
Es quizá el acercamiento más retador que he planteado. En mi perspectiva incluye todo lo anterior y nos invita a regresar, desde nuestra autonomía, a la responsabilidad de nuestras vidas y nuestro bienestar.
“Ciclo” es un concepto. Es la forma en qué hemos llamado al proceso de la naturaleza en que nos parece que hay algo que comienza y luego termina para dar paso a un nuevo comienzo.
“Tiempo” también es un concepto. Pasado es la forma en qué hemos llamado a los eventos que ya sucedieron, presente a los que están sucediendo y futuro a los que están por suceder.
Si bien como sociedad hemos ido creando mecanismos y formas que nos invitan a homologar nuestra construcción de estos conceptos nombrándolos, diferenciándolos y describiéndolos, cada uno de nosotros los experimentamos de forma única.
Por ejemplo, al movimiento de la tierra alrededor de su propio eje lo hemos llamado “rotación” y a las distinciones que emergen, día y noche. A la forma de medir este movimiento le llamamos segundos, minutos, horas o días.
Y si bien en términos de reloj para todos un minuto es un minuto, cada uno de nosotros lo puede experimentar completamente diferente si estamos al lado de quien amamos, frente a un peligro inminente o sentados en una sombrilla frente al mar.
Cerrar Ciclos
¿De dónde surge el tema de cerrar ciclos? Me parece que viene de esta última parte, de la forma en como experimentamos esos procesos de la vida y los eventos que vamos experimentando.
Un árbol no parece entristecerse cuando su tiempo ha llegado, no parece alegrarse cuando la lluvia lo rocía, no parece enojarse cuando el frío del invierno seca sus ramas ni parece asombrarse cuando en el otoño sus hojas se tornan rojizas como el sol. Aparentemente, vive cada instante y cada momento.
En la construcción que los humanos hacemos de estos procesos, usualmente no los vivimos así. Si un evento fue muy doloroso puede ser qué, aunque hayan pasado cinco o diez años, yo lo viva como si estuviera en el presente.
Si un evento fue especialmente lindo, cerrar los ojos y recordarlo en mi mente puede generar la misma cantidad de neurotransmisores que el día en que lo experimenté.
Así que cuando hablamos de cerrar ciclos, hablamos de “ponernos al día”, hablamos de utilizar nuestro foco de vida y nuestra energía para construir. Proceso que es muy difícil cuando nuestro corazón, nuestra mente, nuestra construcción de realidad está en un momento que ya no podemos cambiar o repetir, por horrible o hermoso, que haya sido.
¿Qué aparentemente sí hace el árbol? Toma la fuerza que le da el agua y la lluvia de verano, utiliza el ahorro de nutrientes que le proporciona el otoño para hibernar durante el invierno y estar listo para florecer en la primavera. Es decir, lo que sea que va experimentando lo transforma en un recurso de vida para su propia vida.
Cerrar ciclos, es hacer eso mismo que hace el árbol, es tomar lo que sea que hayamos experimentado y transformarlo en fuerza de vida para nuestra propia vida.
Esto es, si viví algo horrible y doloroso, no “quedarme” ahí, darme cuenta de que sigo vivo/viva y que sobrevivir a esa experiencia me dio recursos, fuerza, resiliencia, capacidad de vida.
Si viví algo hermoso, agradecerlo y honrarlo abriéndome a la posibilidad de experimentar algo nuevamente hermoso, quizá diferente, quizá distinto y hermoso también.
¿Cómo le hacemos?
Durante muchos años ofrecí un proceso que me parecía que podía ser útil para todo el mundo. Sigo pensando que es un buen proceso. Quizá la única precisión que hago es que no es una regla, no es lineal y si no te es útil te invito a buscar tu propia forma.
El proceso consta de tres pasos:
1.- Mirar
Mirar significa poder ver más de una dimensión de lo sucedido. Significa explorar con ojos de muchos observadores diferentes la situación de tal forma que pueda entrar en una sensación de paz, de balance cero, de no deuda, de asentimiento total.
2.- Agradecer y Reconocer
Significa que puedo tomar de la experiencia lo bueno que me dejó, lo qué me es útil, lo que es valioso, lo que me ha dado fuerza de vida.
3.- Honrar
Significa “hacer”, “accionar”, transformar esa experiencia y ese aprendizaje en bienestar y una buena vida para mí.
El ritmo y el tiempo que a cada uno de nosotros nos toma hacer este proceso es completamente individual. La manera en que respondemos a diferentes situaciones es totalmente distinta. Un proceso de cierre puede durar un día o dos años. Un proceso de cierre puede ser retador en la primera etapa o en la tercera. Un proceso de cierre puede empezar por la tercera etapa y luego entrar a la reflexión consciente de la segunda y la primera.
Cerrar ciclos es avanzar con la vida, es vivir el presente, mirando hacia el futuro. Cerrar ciclos es vivir con fuerza de vida la vida. Cerrar ciclos es hacerme responsable de mí y mis construcciones de realidad. Cerrar ciclos es renacer cada día como la vida misma.
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