Por Ericka Castillo

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Estoy por cumplir 45 años y gracias a Michael Blumenstein, mi interés principal en este momento es acompañar a los que deseen vivir su buena vida.

A los 20 elegí estudiar la Licenciatura en Psicología. Por fortuna, el curriculum de la carrera me permitió graduarme como psicóloga general, bajo la corriente cognitiva conductual, en el marco constructivista.

Cuando egresé no me interesaba la consulta clínica. Pensaba ¿qué necesidad tengo de resolverle la vida a los demás? Fue entonces cuando empezó mi carrera en las organizaciones.

Pasaron 10 años antes de cuestionarme lo que hacía, supongo que la necesidad te la va dando la experiencia. Hacía evaluaciones psicométricas, aplicaba assessment center, era experta en entrevista profunda y en la selección de ejecutivos.

Hasta ese momento, me sentía segura sobre lo que hacía.

El coach dice que…

A los 30 años me entró curiosidad por el coaching. Apenas iniciaba como una alternativa dentro de las organizaciones para “potenciar el talento”.

En menos de 10 años esta función se prostituyó con gran facilidad, ahora tengo una teoría sobre estos, los modelos que conozco, están diseñados para que el coachee piense que fue a través de su coach que él logró algo, así el coach se convierte en el elemento clave.

En mi experiencia hay gente que he escuchado decir “mi coach dice que debo de hacer…”; o “dice mi coach que no debo de hacer tal o cual cosa”. Eso llama mucho mi atención: ¿cómo es que alguien que no vive dentro de la organización y que no conoce probablemente todas las dinámicas que existen, podría decir qué se debe o no hacer? Y por supuesto la otra pregunta que emerge es ¿qué le hace pensar al coachee, que seguir instrucciones es mejor?

Me certifiqué en una firma internacional. Desde mi punto de vista, aunque el programa es bueno y ambicioso, tiene grandes problemas para poderse implementar y aun más para generar posibilidades distintas dentro de las organizaciones; sencillamente porque se queda en la explicación Ontológica del Ser y la organización no es la suma de las individualidades, carece de una perspectiva sistémica y social.

Muchos proyectos y grandes negocios se gestaron bajo esta premisa, muchas empresas que invirtieron en procesos de este tipo no tuvieron los resultados esperados. Los contratos básicamente consistían en “elegir” personas internas para llevar un proceso de coaching con el propósito de contar internamente con agentes de cambio que facilitaran o introdujeran culturas distintas, bajo esta idea de “haz que las cosas sucedan”.

Desde mi mirada esto ocurre igual con la parte clínica. Pareciera que cuando el “paciente” acude con el terapeuta, entonces será capaz de “cambiar y hacer que las cosas sucedan” como si él y su voluntad habitaran solos este mundo.

A los 33 años, por una situación personal, llegué a conocer la técnica de constelaciones familiares. Al principio creí que me había enamorado de la técnica y luego, cuando decidí formarme descubrí la riqueza del enfoque sistémico. Hice la maestría en Soluciones Sistémicas Sociales, ahora me doy cuenta que de sistémica tenía un poco y de social ¡no tenía nada!

Descubriendo a Michael

Para llegar a Michael, fue necesario conocer antes a Katia del Rivero, yo tenía 37 años, con ella aprendí a incluir todo, a integrar lo nuevo y que acomodar todo eso se lleva su tiempo. Ella es una maestra de las formas, genera ejercicios sistémicos sencillos que facilitan mucho la claridad de los conceptos. La respeto y la admiro mucho.

A los 40 años, gracias a mi vínculo con Katia conozco a Michael y el mundo social. Fue hasta este punto que comienzo a entender qué son y cómo funcionan los sistemas sociales. Darme permiso de mirar el comportamiento y sus procesos dentro del marco social lo hacen mucho más interesante. Entendí porqué ni la clínica ni el coaching habían sido una alternativa profesional para mi hasta hace muy poco.

a) La diferencia está en mirar el futuro, y me pregunto ¿cuántos coaches, consultores o terapeutas hacen esto?

b) Las organizaciones solo se entienden cuando son vistas como organismos vivos y sociales

c) Las posibilidades no están en las personas, si no en lo que juntos eligen construir conscientes o no

d) Todo lo que necesita un sistema vivo, está dentro del mismo.

e) La técnica de constelaciones es útil para reducir la complejidad de lo que vivimos en nuestros sistemas sociales, de tal manera que el otro pueda darse cuenta claramente de cuál ha sido el origen, qué quiere construir para él, cómo ha contribuido a que eso sea posible o no, qué podría hacer si quiere que sea diferente y el acompañamiento de un coach que le recuerde su autonomía y suficiencia.

Lo anterior es lo que Michael practicaba todo el tiempo, me permitió mirar mi autonomía y recordar mi suficiencia, y con ello pude reconciliarme con mi formación profesional y ampliar mi panorama con respecto a los procesos terapéuticos.

Muy agradecida con Michael

La Teoría Blumenstein es una invitación para todo ser humano que desee vivir su buena vida. Solo se requiere claridad de lo que necesita, conectar con su autonomía y suficiencia para elegir sus contribuciones y las formas adecuadas para lograrlo.

Lo anterior implica que no está en las manos de ningún individuo hacer que las cosas sucedan, sino en lo que se construye en cualquier sistema social a través de las contribuciones y el impacto que tenga en la organización social.

En ese sentido hay una distancia enorme entre lo que aprendí hace veintitantos años y lo que hoy practico y me encanta, comenzando conmigo misma.

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