Por Silvina Schreiner

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La experiencia de una tarde de coaching con Michael, en sus palabras y sabiduría, “en el sistema social de coach-coachee”, o bien, un entrenamiento con Michael en el sistema social de “Maestro-alumnos”, se parecía mucho a estar en un avión en pleno vuelo, cuya puerta, ¡está abierta!

En pleno vuelo con Michael

¿Lo pueden imaginar? Yo lo veo así de maravilloso: vos en la nave y allí fuera, el infinito mundo.

Con la distinción que estabas en esa nave y con el equipo completo para hacer lo que quisieras. De hecho, con ese equipo habías nacido. (Ah claro! Esto Michael te lo informaba y recordaba). Michael buscaba la forma para que sintieras esa completud, esa suficiencia y de allí surgían formas para ver las muchas alternativas que tenías desde esa nave en vuelo, comúnmente llamada “aula” o “salón”. Entre estas alternativas estaban las innumerables formas con las que podías salir al infinito mundo, a las empresas, a tu casa a tu trabajo… a dónde quisieras ir a construir con alguien más un propósito, un proyecto, una vida. Podías salir por la puerta de esa nave tirándote, cayendo, flotando y eligiendo dónde aterrizar o cómo quisieras mostrarte al mundo que seguía su curso allí fuera, sin detenerse.

Lo que sea que eligieras, iba a estar bien. El tema era que tenías la suficiencia para hacerlo de la forma en que te permitiera hacer y tener una buena vida. Claramente atesoro que la buena vida ¡existe! Y se puede crear.

Hablando en términos futbolísticos y del amor

En términos de fútbol, tema difícil entre Michael y yo. Uno tenía el equipo completo para hacer una buena vida ¡un gran golazo! Mi vida no fue igual, luego de entender esto: ahora podía construir con suficiencia y claridad.

Y hablando de claridad, mi vida cambió al conocer esta definición de “Amor” que una tarde nos regaló. Sólo un experto en esta materia puede llegar a esto:

“Tengo la impresión de que el amor es cuando el otro, me da un lugar seguro. Y sólo puedo sentir este amor cuando puedo darme a mí mismo un buen lugar, un lugar seguro. Somos muy capaces de hacer eso, solo que a veces nos decidimos a hacerlo”

Recuerdo que dije: ¡Pues así, sí!

No volví a hablar con las palabras de antes y comencé a entender mucho más. Eso alivió mi alma y la de muchos. Sigue aliviándola: recuerdo esa nave, recuerdo mi inquietud y estoy infinitamente agradecida.

Con mucho Amor,

Silvina

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