Por Tania Del Rivero

A diferencia de muchos de los que han hecho contribuciones para estos artículos, yo no participé en ningún tipo de formación con Michael. Yo lo conocí de una forma muy diferente, para mí fue: el esposo de mi Tía.
Nunca escuché ninguna de sus ideas, pues en las reuniones era alguien con quien no solía conversar, el porqué no sabría decirlo, sólo sé que así sucedió. Yo no viví su testimonio de manera directa, yo vi su legado de una forma más bien indirecta ¡y sorprendente!
Yo vi cómo su forma de ver el mundo transformó a una persona en la mejor versión que he conocido de ella misma. Y fue sensacional ver esa transformación. Claramente, no sabía a ciencia cierta a qué se debía la transformación, pero sabía que tenía que ver con Michael.
Vi cómo una persona que solía ser explosiva en sus reacciones y cerrada en sus construcciones, se transformó en alguien que ahora tardaba un poco más en explotar, en alguien que está dispuesta a escuchar otras construcciones. En alguien que ha aprendido a ser suficiente y a crecer en su suficiencia. En alguien que ha aprendido a ver con otros ojos y entonces, ve lo mejor en cada persona. Ella se ha convertido en una mejor persona, en alguien a quien he aprendido a querer como nunca antes.
Hoy, por cosas de la vida, he visto y podido conocer a otro Michael, al Michael que fue maestro de muchos y amigo de otros tantos. Y he podido escuchar sus ideas, sus frases y conocer su teoría. Yo no sé prácticamente nada sobre constelaciones, o pensamiento sistémico. En escasos artículos que he tenido el privilegio de leer, he visto a Michael con los ojos de sus alumnos y entender un poquito a penas de la Teoría Blumenstein.
Alguna vez escuché, por boca de alguien más, que alguien que se jacta de tener una mente abierta y se enoja al escuchar a otro que tiene una mente cerrada, en realidad no tiene una mente abierta. Y yo pensaba que llevar eso a la práctica era demasiado complicado, pero que seguramente si todos entendiéramos eso la vida sería más fácil y el mundo sería un lugar mejor.
Y hoy que conozco la Teoría Blumenstein y su propuesta, me doy cuenta de que en realidad no es tan complicado. Me doy cuenta de que en realidad es mucho más sencillo de lo que pensaba y de que lo que necesitamos: que esta teoría tan disruptiva llegue a muchos más.
Me doy cuenta que si todos habláramos desde el corazón, que si todos permaneciéramos en nuestro jardín de tomates, que si ofrecieramos copas vacías en nuestro día a día, que si aprendiéramos a ver lo bueno en los demás, que si entendiéramos y viéramos nuestra suficiencia, este sería un mundo mucho mejor y la vida sería un poquito más sencilla.
Y aunque eso ya es un gran e increíble descubrimiento. Hay algo aún más espectacular y es ver el impacto que Michael logró causar en tantas personas. Muchas veces he escuchado que aquello que varios quisieran lograr al final de sus días es trascender, no sé si este era el propósito de Michael, quizás no, quizás él solamente buscaba vivir una buena vida. Sin embargo, logró trascender, dejar todo un legado detrás de él, una herencia que — sin duda — puede ayudar a mejorar el mundo.
Desde mi pequeño lugar en este mundo, trataré de ir aplicando las cosas que voy aprendiendo, entenderlas más a profundidad, seguir contribuyendo con Visión Sistémica para difundir la Teoría Blumenstein, la teoría de alguien con quien me hubiera gustado convivir más para poder llegar a llamarlo “Tío”.
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