Por Katia del Rivero

Esta es nuestra última reflexión de abril y cerramos la serie que abrimos a principios de mes acerca de comportamientos infantiles que pudieran ser muy útiles para enfrentar el mundo del futuro.

En este cierre queremos hablar de un aspecto que desde nuestra perspectiva es fundamental.

Un mundo de “yo”

Cuando observamos los modelos de evaluación del desempeño en las organizaciones no nos queda la menor duda de que vivimos en un mundo de “yo”, un mundo en el que lo que se valora es el resultado individual.

Incluso en los modelos “más avanzados” dónde se incorporan factores 360º o de valoración colectiva, el modelo sigue respondiendo a una evaluación de uno hacia otro, no una evaluación de todos juntos para todos juntos como corresponsables.

En la mayoría de escuelas y universidades, excepto modelos muy innovadores, lo que se reconoce es el desempeño individual.

Incluso en la familia, cuando uno de los miembros tiene una situación que genera inquietud como consumo de drogas, alcoholismo o delincuencia, no se considera que toda la familia tenga un problema, se habla de la persona con esta situación como el problema.

Nuestra orientación al “yo”. no sólo está enfocada en el resultado que consideramos adecuado como sociedad, también incorpora todo aquello que no nos parece adecuado, porque no nos vemos corresponsables. Son ellos, los otros, ese delincuente de la esquina, el que hace algo inadecuado.

El estudio de Gerald Hüther

Este neuro-biólogo alemán hizo un estudio con bebés. Crearon un pequeño video en el cual muestran a una persona tratando de subir una montaña, poco después aparece alguien trata de impedírselo y poco después alguien que trata de ayudarlo.

Después de que vieron el video, les ofrecieron a los bebés del estudio (6 meses de edad) que eligieran un muñeco como el que trató de impedir o el que trato de ayudar a la persona que estaba subiendo la montaña. El 100% de los bebés eligió al que ayudó.

Seis meses después, repitieron el estudio con los mismos niños, mismo video, misma oferta. El 20% de los niños de un año eligieron al muñeco que trató de impedir la subida. ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Qué podemos pensar de este estudio?

Parece ser que venimos equipados para colaborar. En alguna parte de nuestra biología sabemos que no podemos sobrevivir más que en colectivo. Eso mostraron los bebés de seis meses, su proceso de socialización es muy básico todavía.

¿Qué sucedió en seis meses más? Su proceso de socialización, es decir lo que experimentaron en el mundo en el que viven, les enseñó que para sobrevivir es más útil atacar que ayudar. En seis meses aprendieron el modelo de supervivencia del “yo primero, yo después y yo al último”.

Y si volvemos a la esencia

Tarde que temprano cuando somos adultos nos damos cuenta de que requerimos de los otros para sobrevivir. El tema es que pareciera muy tarde para algunos porque no tenemos ni la menor idea de cómo hacerlo, después de haber pasado años en un modelo de competencia individual.

Hemos olvidado las capacidades básicas como pedir apoyo, solicitar refuerzo, caminar juntos, encontrar beneficios comunes. Hoy, todo un común denominador en el mundo científico, es que la forma de supervivencia ante el futuro que tenemos es la colaboración, la construcción en colectivo.

Si te has alejado muchísimo de esta posibilidad te invito a:

1. Pedir ayuda. Te puede sorprender la respuesta y la disposición de los otros.

2. A considerar que, si tienes un problema, alguien más también lo tiene, ya que seguramente lo que tú no hagas o hagas a destiempo le afectará a alguien más.

3. A identificar a todas las personas que contribuyen en el marco del resultado que quieres lograr. Clarificar con ellos, acordar, reconocer su valor y su contribución. Esto puede hacer más magia que la mejor de las tecnologías.

Así que hoy que se celebra el día del niño, te invito a que te regales a ti mismo la incorporación de las cuatro características infantiles que vimos durante el mes que pueden ayudarte a vivir una vida más satisfactoria:

1. ¿Cómo puedes hacer diferente lo que haces?

2. Vuelve a tratar con las personas con quienes has tenido alguna diferencia.

3. Utiliza un marco funcional con relación al propósito más que un marco de evaluación.

4. Recuerda que no estás sólo, y que si lo estás puedes comenzar a construir con los otros.

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