por Katia del Rivero

Estas tres palabras son conceptos que mezclamos y confundimos usualmente en organizaciones y, me parece, en la vida en general. También los utilizamos para describir comportamientos en sistemas sociales y muchas veces los mezclamos como adjetivos que califican a las personas que contribuyen a dicho sistema social.
Jerarquía
El origen etimológico de la palabra lo encontramos en el griego “hieros” que significa “sagrado” y “arkhei” que significa orden, gobierno. Así que cuando hablamos de jerarquía estamos hablando del “orden sagrado”, el “gobierno sagrado”.
Nace en el marco religioso. Pronto, por razones que me parecen obvias, se traslada a la milicia y a la política y finalmente toma su lugar en la forma de ordenar a las organizaciones.
Utilizando la palabra “jerarquía” con el significado ancestral que se le dio y que ha sido heredado a lo largo de generaciones -que seguro ya no saben que significa, pero la “respetan” como si lo supieran- iglesia, gobierno y organizaciones han logrado que se haga la voluntad de “unos pocos”, los que saben, lo que pueden decidir sobre los muchos.
¿Esto es útil a la organización? En mi perspectiva y en la perspectiva de la mayor parte de las tendencias organizacionales de hoy en día, la respuesta es no, contundentemente no.
Si en una organización no se puede cuestionar el “orden sagrado” es muy probable que ese director, rector, presidente, etc. tome decisiones que tarde que temprano afectarán el resultado del sistema en cuestión (organización, empresa, universidad, país, etc.) y a la gente que lo conforma.
¿Cuál sería una mejor alternativa? A mí en lo particular me gusta la palabra estructura. Esta viene de latín “structus” que significa construido más el sufijo “ura” que significa “resultado”, así que cuando hablamos de estructura estamos hablando de “construir el resultado”. ¿Quiénes? Todos los que participamos en la organización, en la escuela, en el gobierno, en la sociedad.
El tema es que cuando confundimos jerarquía con estructura, es posible que terminemos limitando la estructura a las decisiones de unos pocos jerarcas, sin hacer uso del talento de la totalidad de los miembros.
Autoridad
La raíz latina de la palabra “autoridad” lo encontramos en la palabra “augere” que significa aumentar, promover, desarrollar, progresar. No nace como una descripción de una posición, nace como una cualidad humana. Se aplicaba a aquellos que tenían el “don”, la “capacidad” de contribuir al florecimiento de algo o alguien.
En este sentido, autoridad puede ser un amigo, un papá, una mamá, un sacerdote o un gobernante, sí y sólo si, contribuyen con sus acciones al florecimiento de aquello que así los determina.
El tema es que hemos, una vez más, confundido términos. Y consideramos que la jerarquía es autoridad, y la autoridad es jerarquía. Y la probabilidad de que esto suceda es mínima. Muy sencillo. Si jerarquía es hacer valer un único orden al que además se le da la categoría de sagrado e incuestionable, es poco posible que este orden posibilite crecimiento, florecimiento en la diversidad.
Difícilmente habrá una sola y única manera para contribuir al desarrollo y al progreso. El progreso es movimiento, es cambio, es continuo crecimiento. Los “órdenes sagrados” se vuelven al poco tiempo obsoletos y caducos, aunque cuando se hagan presentes, parezca que no terminarán nunca. ¿Lo dudan? Pregunte a quién ha vivido en una dictadura.
Liderazgo
El origen más aceptado es que la palabra es un “anglicismo”, su origen lo encontramos en la palabra inglesa “leader” que significa “guía”.
La belleza de la palabra es que para que alguien guíe, alguien más necesita ser guiado y querer serlo.
Es un acuerdo entre dos partes para llegar a algún lugar. No hay moral en el proceso. Puede ser guiar y seguir hasta el exterminio de una raza o puede ser guiar y seguir hasta construir una nación de respeto. Para ambos casos el proceso es el mismo.
Y lo llamo proceso, porque, aunque actualmente se ha distorsionado muchísimo la palabra y se usa como cualidad de una persona que cubre ciertos requisitos o competencias, no hay forma de que alguien por más “competente” que sea, se transforme en líder si no hay al menos un seguidor que esté dispuesto a construir esta forma de vinculación.
Así que…
Jerarquía y liderazgo son procesos, autoridad es cualidad humana y la combinación de ellas puede generar distinciones extraordinarias.
Una autoridad que utiliza el liderazgo como proceso de construcción de resultados, puede hacer florecer y progresar.
Llamar autoridad a alguien que utiliza la jerarquía como forma de construcción, es un error, le deberíamos llamar jerarca y dependiendo del nivel y sistema social, podría caer en, dictador, sumo sacerdote, sagrado presidente.
Y podríamos seguir y seguir en las combinaciones y las posibles confusiones. Lo importante me parece a mí, es ¿qué quieres construir? ¿progreso y construcción? ¿autoritarismo e imposición? Cada sistema social elige a través de los comportamientos que permite y fomenta.
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