Aquí la segunda parte de nuestro artículo. ¿Recuerdas que en la primera parte dijimos que todo el mundo tiene derecho a obtener una respuesta a su pregunta? Pues ahora queremos compartirte que nadie puede responder a tus preguntas.

¿Te parece contradictorio? No lo es. Déjanos compartirte esta nueva perspectiva por paradójica que parezca.

No importa la respuesta que den a tus preguntas. No importa si esta respuesta es cerrada o abierta, lo que es importante es lo que tú harás con esta información y será decodificarla en función de tres cosas:

  1. Qué tan interesante te parece la oferta del otro.
  2. Qué tan conectado estés con tu suficiencia.
  3. Cuál es el propósito que tienes con el interlocutor.

¿Te resulta interesante?
Por interesante entendemos qué tan diferente te parece la información dentro del contexto de la pregunta.

A tu mente le resulta interesante aquella información que resulta diferente a lo que ya sabe de cierta situación en cierto contexto.

¿Qué sucede cuando no es así? Que inmediatamente pierde el interés, porque asume con rapidez: “Eso ya lo sé” y cambia su atención a algo nuevo.

Para que tu mente y la mía “elijan” tomar una nueva información, esta requiere ofrecer una perspectiva nueva, diferente en contexto, retadora a lo que conoce o que confirme lo que conoce desde una mirada distinta, etc.

¿Suficiencia?
Suficiencia llamamos a la capacidad que todo ser vivo tiene para vivir.

Quizá pienses: “¿Si todos la tenemos entonces qué diferencia hace?”. Resulta que alguno nos olvidamos de ella. O todos nos olvidamos de ella, al menos algunas veces. Y cuando nos olvidamos de nuestra suficiencia entonces podemos reaccionar de formas poco constructivas.

Por ejemplo, si algo parece interesante y reta lo que piensas respecto al tema y sientes que eso atenta contra tu propia seguridad, contra tu forma de ver la vida, contra tu estabilidad, es posible que reacciones negando fuertemente en lugar de que te sientas tentado a explorar.

¿Qué sucedería si no sintieras una amenaza? ¿O aún con la amenaza presente, te sintieras capaz de manejarlo? Lo más probable es que reacciones de una forma diferente. Quizá algo que invite a escuchar, dialogar, explorar o preguntar. Incluso a exponer tus propias ideas sin necesidad de descalificar las de otros. Es decir, podrás contribuir de una forma que enriquezca en lugar de cerrarte desde la devaluación o la negación.

¿Qué quiero construir con el otro?
Esto también impacta el significado que le damos a las respuestas del otro. Si la persona te interesa encontrarás una forma de calificar como “útil” el contenido de su respuesta y abrir la puerta a una nueva interacción y eventualmente a construir juntos.

Por el contrario, si por la razón que sea, has decidido que el otro no te resulta interesante para construir con él encontrarás la manera de calificar su respuesta como “tonta”, “poco sustanciosa” o “no interesante”.

Así que quién me responde, soy yo mismo
Yo no puedo responder las preguntas de nadie. De hecho, nadie puede responder las preguntas de nadie más. Sólo la persona que hizo la pregunta puede darle respuesta. Decidimos si usar o no, los datos que nos ofrecen los otros en forma de respuesta.

Así que adicionalmente al interés, mi suficiencia y mis ganas de construir o no, hay otros factores que nos permiten construir nuestras propias respuestas, por ejemplo:

  • Las construcciones de realidad que tenemos respecto al tema
  • La forma en que los datos fueron expresados
  • Las construcciones que tengo acerca de esas formas
  • La expectativa de respuesta que tenía sobre esta pregunta

Reconozcamos las contribuciones
Ante una pregunta, yo puedo considerar que he dado suficientes datos y que los he estructurado de una forma adecuada para que al otro le “llegue” mi respuesta. Sin embargo el otro siempre tiene la elección de darle un significado completamente diferente. Incluso puede ser que a pesar de mis mejores esfuerzos el otro considere que no he ofrecido una respuesta a su pregunta. Y tendría razón.

Lo que no es consistente desde una perspectiva de co-creación, es que el otro me responsabilice por su falta de respuesta, particularmente si he ofrecido (al menos desde mi perspectiva personal) varios intentos de respuesta (contribución como lo llamamos en la Teoría Blumenstein). Lo que sí sería consistente sería trabajar con el otro afinando mi respuesta hasta que él o ella tengan lo que necesitan para poder construir su propia respuesta.

¿Y tú qué piensas? ¿Te resultó interesante la perspectiva?

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