Por Katia Del Rivero

A la naturaleza le gustan las diferencias.

La semana pasada Katia Ibáñez escribía “Teoría Blumenstein es sólo una propuesta, una explicación de cómo funciona el mundo. Un posible instructivo para la vida y cómo podemos usarlo para vivir buenas vidas.” Y luego terminaba su artículo dando la bienvenida a todos aquellos a quienes esta propuesta les parecía interesante “Si te acomoda como a mí, eres bienvenido”. y yo decidí complementarlo con la última frase: “Si no te acomoda como a mí, también eres bienvenido”.

¿Porqué es tan importante darte la bienvenida aún si no estás de acuerdo?

Hace algunos años, no tantos, la única forma de “sobrevivir en sociedad”, era expresar públicamente “ideas correctas”. Esto es, aquello que la sociedad en ese momento consideraba ético, moral, aceptable.

Y era muy sencillo mirar “quién” era diferente. Usualmente a estos grupos se les conocía como minorías. Y usualmente, eran vistos con no muy buenos ojos por el resto de los miembros de la sociedad porque expresaban ideas diferentes, que la sociedad vivía como “opuestas” y “transgresoras”.

Conforme hemos evolucionado estas minorías son vistas con mejores ojos y aceptadas como parte de la diversidad social. Han crecido tanto, quizá podría decir hemos, yo pertenezco a la minoría de los “rebeldes”, que ahora el tejido social es realmente diverso.

Es como si la diversidad hubiera tomado el lugar de la unicidad de pensamiento social. ¿Es realmente así?

En mi perspectiva no. Antes excluíamos a los que no pensaban de forma tradicional. Hoy parece ser que excluimos a los que piensan de forma tradicional.

Así, como decía un amigo hace unos días, “parece ser que, si hoy eres hombre blanco, heterosexual, creyente, vives en una relación monógama y estás a favor de la vida representas todo lo que esta generación odia”.

Y al final del día pareciera que los seres humanos no sabemos vivir en diferencia, a pesar de que, como decía Michael Blumenstein, “a la naturaleza le gustan las diferencias”.

Por eso para mí es tan importante darte la bienvenida, incluso si lo que a mí me acomoda, no te acomoda a ti. Porque una de las características de Teoría Blumenstein es que valora, aprecia, construye a través de la diferencia, exactamente como la naturaleza.

El maravilloso derecho a pensar diferente

Cuando aprendemos de construcción social, aprendemos que incluso ante los mismos estímulos es muy probable que cada uno de nosotros construya realidades diferentes.

Digo que es muy probable porque incluso hoy, con todos los avances del cerebro, no sabemos si la construcción interna que hace un cerebro humano es o no igual a la que hace otro. Sólo podemos, a partir de la observación de sus contribuciones imaginar que es distinto o similar.

Y este proceso es humano, biológico, inherente a cada uno de nosotros. La sabiduría popular lo dice muy lindo “cada cabeza es un mundo”.

Así que está maravilloso si piensas que para ti está bien ser heterosexual, igual que para otro ser homosexual. Está maravilloso si a ti te parece bien tener una relación monógama o te gusta eso que hay hoy del “poliamor”. Está perfecto si tú crees en Dios y el de al lado es absolutamente ateo. Está maravilloso si tú consideras que irle al América es la mejor alternativa y el de al lado considera que es mejor irle a los Pumas. Porque el tema NO está en lo que tú construyes del mundo. El tema está en CÓMO CONSTRUIR JUNTOS A PARTIR DE ESO QUE CONSTRUYES DEL MUNDO QUE ES DIFERENTE A LO QUE CONSTRUYO YO.

Y esto es lo que no sabemos hacer como sociedad. Y es aquí dónde Teoría Blumenstein ofrece alternativas, posibilidades. No necesitamos que nadie cambie. Sólo necesitamos que cada uno, tal cual es, quiera construir con el otro, similar o diferente, un mundo de paz. Un mundo dónde todos tengamos espacio y dónde ese espacio respete el espacio del de al lado.

Porque una cosa es pensar “x” o “y” y otra los comportamientos acordados que como sociedad encontramos útiles y adecuados para convivir todos.

Callar hoy a los que antes nos callaron, no es ser diferentes es ser más de lo mismo. Y nuestro mundo requiere realmente algo diferente. Tú y yo que somos diferentes necesitamos algo diferente, la posibilidad de coexistir en paz en este mundo nuestro.

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