
Michael Blumenstein decía que estamos llenos de mitos, esto significa, hemos generado y hemos calificado como “verdades” un montón de construcciones de realidad que no necesariamente funcionan.
Uno de estos mitos, repetido y repetido como si fuera cierto es: “Querer es poder”.
¿Es realmente así?
No. Seamos sinceros. Si yo quiero ser Diana la Princesa de Gales, por mucho que quiera, no puedo.
“Bájale tres rayitas”, me dirás, piensa en algo realista. Excelente, quiero ser una pianista reconocida. Honestamente, quererlo y que sea posible, tampoco significa necesariamente poderlo.
¡Querer no es poder y sí es el primer paso!
Querer sí es la “energía” de impulso que nos motiva a hacer algo. Es la elección que hago de ir por eso que deseo.
Querer no solo es declarar lo que deseo, querer es construir la evidencia de cómo sería eso que deseo cuando ya lo haya logrado.
Querer significa poder imaginarme en eso que quiero, mirando el contexto, las personas que son importantes para mí en ese proceso/contexto y sentirme realmente a gusto con lo que logré y con la reacción del contexto.
¡Ojo! La reacción del contexto no quiere decir que estén de acuerdo. Sólo quiere decir que yo me siento a gusto cualquiera que esta sea. Y “a gusto” tampoco es “contento”, sólo es “me siento capaz de gestionar esa reacción, cualquiera que sea”.
¿Es suficiente querer? No, es sólo el primero paso.
Saber cómo hace la diferencia
Acorde a las estadísticas ¿Dónde se truncan la mayor parte de emprendimientos, sueños y proyectos? ¡En el cómo! Porque como no sabemos cómo, entonces abrimos la puerta al miedo.
Quiero ser una pianista afamada. ¿Sé como lograrlo? Es decir, conozco los pasos que se requieren realizar para lograr este sueño.
“Quiero ser una afamada pianista”… ¿Qué tengo que hacer para lograrlo?… Aprender a tocar piano ¿Es este el cómo adecuado? No lo sé… ¿Quién podría saberlo? Quizá un maestro de piano ¿Sé dónde conseguir uno? No… ¿Quién podría saberlo?…
Quizá pienses ¡Es imposible conocer todos los cómo completos hasta llegar a la meta antes de iniciar el camino! Estamos de acuerdo. Es necesario conocer la meta, tener una idea general del proceso y saber con certeza cuál es el siguiente paso.
Necesitamos saber cómo comenzar, y luego cuál es el paso que sigue y al terminar ese, el siguiente y así sucesivamente.
¿Por qué es bueno tener la mirada completa? Porque da guía. Porque es el faro que nos orienta. ¿Porqué vamos construyendo paso a paso? Porque el plan puede cambiar en el camino, podemos encontrar obstáculos, rutas cortas o incluso elegir un cambio de resultado, un desistir.
¿Desistir? Sí, desistir. Muchos de los propósitos no se logran porque a la mitad del camino descubrimos que no es como lo pensamos o no es lo que verdaderamente queríamos y nos da miedo “cambiar de planes” o hacer ajustes en el camino.
¿Es suficiente saber cómo? No, sólo es el segundo paso.
El paso final: Sentirme capaz
¿Qué requiero para ello? Siempre es útil saber hacia dónde (faro), tener una idea de cómo (la ruta) y finalmente sólo dar pasos del tamaño en que me sienta capaz.
Si no me siento capaz, es necesario trabajar primero en aquello que requiero para empezar a sentirme.
Te sorprendería la cantidad de ideas buenas, con rutas claras que no se llevan a la práctica porque en el fondo de sus corazones/mentes las personas no están convencidas de ser aptas para ello.
¿Qué necesitarías para sentirte capaz? ¿Si ya tienes propósito y camino, qué te hace falta para dar el primero paso?
Eso es lo único que se necesita, el primer paso. Y así, como decía Michael Blumenstein, se construye el futuro, paso a paso.
Querer no es poder, querer, saber cómo y sentirme capaz es comenzar a poder.
No comment yet, add your voice below!