
Por Katia Del Rivero
Hace una semana, gracias a Baloo y Blume — nuestros cachorros — , mis lentes pasaron de ser una forma útil, a ser una estructura amorfa y completamente inservible.
Así que le llamé a Alex Romero, en mis ojitos el mejor oftalmólogo de la región, para que me ayudara con unos nuevos anteojos.
Fui a los exámenes para revisar la graduación y el domingo, cuatro días después del incidente en el que mi viejo armazón perdió la vida, tenía unos nuevos lentes.
Al probarlos me pasó algo súper extraño, el mundo tomó color, forma y dimensión. Veía todo grande, lleno de luz, distinguía detalles que ni siquiera me daba cuenta que había dejado de percibir.
Cuentan los que estaban ahí que puse la misma expresión de los bebés a los que les ponen lentes y ven “por primera vez el mundo”: con claridad.
Fue tal el impacto que miré a Alex y le dije: “¿Le hiciste algo a los lentes?” Pensando en que es uno de los seres humanos que más me quiere y a quien más quiero; y que quizá, preocupado por la tristeza con la que me ha visto desde que Michael falleció, hubiera usado los lentes para “agregarles” algo que me mostrara el mundo “más lindo”, “más vívido”, “más claro”. Yo simplemente no podía creer la forma en que estaba viendo el mundo.
Y su respuesta me encantó: “Si, la graduación correcta”.
Mis lentes viejitos tenían alrededor de 20 años, me eran útiles para manejar y aunque recientemente sentía que me faltaba algo, se lo achaqué al hecho de que casi siempre traigo lágrimas en los ojos cuando manejo sola. ¡Nunca me pasó por la cabeza que quizá, ya era tiempo de revisar y ajustar la graduación!
La nueva graduación es “tan maravillosa”, que hasta ha sido útil para ver el mundo “más lindo” y hasta distraerme.
He notado en las últimas dos o tres veces manejando, que el mundo es tan llamativo, que hasta se me olvida por un momento la sensación de tristeza o vacío que me da andar sola en formas y lugares en los que andaba siempre con Michael.
Creo que ni siquiera soy capaz de describir en palabras el asombro inaudito del mundo que veo con estos nuevos lentes.
La Teoría Blumenstein es una forma de pensamiento que nos invita a mirar el mundo de cierta forma, con unos “lentes de construcción social”, con graduación de “contribución al servicio del propósito”, con enfoque en nuestra “suficiencia” (la capacidad instalada que todos tenemos para vivir nuestra vida y hasta vivirla de forma agradable) y con “tecnología progresiva”, para que podamos distinguir con precisión las distinciones entre forma y contenido, entre construcción de realidad y realidad, entre vivir y “vivir una buena vida”.
No es sencillo acostumbrarse a mirar así, puede ser incluso que te parezca irreal, probablemente hasta te preguntes si es que “hay algo adicional” en esta forma de mirar.
Y así como en los lentes fue sólo “la graduación correcta”, en la Teoría Blumenstein es “aquello con lo cual abres posibilidades para vivir una buena vida”, incluso en la más profunda tristeza del duelo, (como en mi caso); o en medio de un trabajo que no te gusta, o con una pareja con quien tienes problemas o con un hijo que no es lo que tú querías.
Una buena vida, no es una vida perfecta. Una buena vida, es la vida tal cual es, con sus alegrías, tristezas y retos vivida en plenitud.
¿Y a ti, no te gustaría usar nuevos lentes para tu vida?
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