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Aunque hace unas pocas semanas publicamos un post escrito por Michael que aborda este mismo tema, quiero dedicar mi escrito de hoy a profundizar el tema. El breve artículo de Michael consta de 8 párrafos, sin embargo, contiene un montón de información que, desde mi punto de vista, merece una mayor explicación.

Sistemas sociales

Los sistemas sociales se forman con, al menos, dos personas (la diferencia entre Ser Humano y Persona, la desarrollamos aquí) y estas personas deben compartir un propósito, por más breve que sea.

Supongamos que viajo a una ciudad desconocida y no sé en qué dirección está la estación de metro más cercana. Cuándo me acerco a preguntarle a un local hacia dónde debo caminar, ahí estoy haciéndole un ofrecimiento a esta persona para crear un sistema social, sin importar que sea efímero y superficial, es una invitación a un sistema social hecho y derecho.

No puedo hacer un sistema social sola, debo esperar su respuesta (contribución, ya dedicaremos otro artículo a este tema) para saber si acepta. Si me ignora, declina la invitación y no comparte mi propósito, no habrá sistema social. Si me responde, acepta la invitación y por unos breves instantes su persona “local” y la mía “turista”, compartimos el propósito de ayudarme a llegar a mi destino. (Paréntesis filosófico: quizá desde el momento en que yo pregunto por direcciones, dado que ya hay una interacción (contribución), podríamos decir que ya existe un sistema social, cuyo propósito es averiguar si podemos formar otro. Si me ignora o no me responde, es obvio que no tenemos el mismo propósito y ese primer sistema social, aún más breve, se deshace sin dar paso al otro. Si me contesta o se detiene, quizá en ese segundo nace un sistema social diferente en el que somos “local” y “turista” y compartimos el propósito de ayudarme a encontrar mi destino.)

Conforme los sistemas sociales van creciendo en número de personas y alcance de propósito, va aumentando también su complejidad, sin embargo, siguen siendo sistemas sociales. De ahí que digamos que los equipos, organizaciones y sociedades sean también sistemas sociales.

Ahora, es importante hacer notar que los sistemas sociales no son estáticos, van cambiando y evolucionando conforme van se transforman las personas que los conforman. Una relación de pareja va cambiando y evolucionando con el tiempo, y es posible que el propósito también se vaya modificando. Las separaciones de pareja (más allá de si se divorcian o no, hay parejas que desaparecen pero los seres humanos siguen viviendo juntos en un sistema social diferente, usualmente llamado “familia”) suelen ocurrir cuando deja de existir un propósito o acuerdo común. (Paréntesis filosófico dos: aquí podríamos abrir una interesante discusión sobre si los sistemas sociales pueden sufrir ajustes o si con cada cambio se crea un nuevo sistema social derivado del anterior)

Sistemas sociales, seres humanos y personas

Los mismos seres humanos pueden tener varios sistemas sociales, pero las personas no. Para ilustrar el punto, recurramos una vez más a un ejemplo. Mi esposo y yo, dos seres humanos diferentes, compartimos varios sistemas sociales, pero en cada uno de estos, intercalamos a través de personas diferentes.

En el primer sistema social, llamado “pareja” el es “esposo” y yo “esposa”. El segundo sistema social se llama empresa y el es “cliente” y yo “proveedor”. Un tercer sistema social podría llegar a ser el de padres (si algún día tenemos hijos) y las personas serían “co-responsable de crianza A” y “co-responsable de crianza B” o algo así. (No “papá” ni “mamá”, porque no somos ni papá ni mamá, uno del otro, para ese sistema social habría que incluir a los hijos, y en este ejemplo estoy utilizando sistemas sociales en los que pertenezcamos únicamente nosotros dos).

Sin embargo, si yo me divorciara y me casara de nuevo, establecería con mi nuevo e imaginario esposo otro sistema social que también se llamaría “pareja” cuyas personas también serían “esposa” y “esposo”. Sin embargo mi persona “esposa” del primer matrimonio no puede ser NUNCA la misma persona “esposa” del segundo matrimonio, ya que aunque comparten nombre, su existencia dentro del sistema social depende de los otros “esposos” y dos seres humanos diferentes nunca van a producir personas iguales. Y como las personas son co-creadas, nunca voy a poder ser la misma “esposa” de mi primer matrimonio con mi segundo “esposo”.

El tema se puede poner aún más complejo, sobretodo cuando dos seres humanos tienen varios sistemas con personas del mismo nombre, pero no se han dado cuenta de que el apellido es diferente. Por ejemplo, mi editora y yo. Nosotras dos, compartimos varios sistemas sociales en los que interactuamos como “escritora” y “editora”. Sin embargo, el comportamiento de “escritora” cuándo se trata del proyecto A, es diferente (aunque la diferencia sea sutil, existe. Y por cierto, el propósito también cambia) a la de “escritora” del proyecto B. Hacer estas distinciones (otra palabrita que tendrá su propio artículo), o dicho de otra forma, ponerle apellido a la persona, puede ayudar y dar claridad para saber en que sistema social nos encontramos en este momento y cuáles son los comportamientos adecuados para el mismo.

Ahora, imaginen la complejidad con la que lidiamos cuando tenemos sistemas sociales de cinco o seis personas cuyo propósito es vender lo suficiente para mantener rentable una empresa. Las personas y contribuciones se vuelven más complejas, hay que cumplir una serie de actividades y metas antes de poder cumplir con el propósito principal y si no encontramos una manera de reducir esta complejidad(para eso sirve la Teoría Blumenstein, entre otras cosas), es muy probable que obtengamos resultados no deseados o que el proceso de obtenerlos sea tormentoso para algunos, o en el peor de los casos, para todos.

No dejes de leer la segunda parte de este artículo, la próxima semana.

Por Katia.

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