
– Jefe, escuché que vamos a ser fusionados, ¿es así?
– No deberías estar haciendo caso de rumores. Déjate de esas tonterías.
– Mamá, ¿puedo ir a la fiesta de esta noche?
– Seguro van a ir los borrachos de tus amigos.
– ¿Puede entregarme las cajas que compré el martes?
– Yo le llamo antes de ir.
Las tres conversaciones anteriores terminaron en molestia e incomodidad de ambas partes. ¿Sabes por qué? Porque ninguna de las preguntas fue respondida. Al menos desde la perspectiva de quién hizo la pregunta…
“La claridad es la base de la construcción social.”
Michael Blumenstein
El propósito es clave
Ante cualquier pregunta existen, al menos de forma general, dos grandes tipos de respuestas. Las que son concretas y concisas, por ejemplo “Si” o “No” y las que son abiertas, que requieren expresar ideas, pensamientos, situaciones más complejas que no caben en monosílabos.
Elegimos una u otra dependiendo de la que nos parezca mejor para construir aquello que deseamos con el otro. ¿Queremos dar información sencilla y clara? Quizá es mejor una respuesta cerrada. ¿Queremos que el interlocutor construya su propia respuesta? Quizá es mejor optar por una respuesta abierta.
El artículo de hoy se centra en las preguntas cerradas. De acuerdo a nuestra perspectiva, hay sólo cuatro tipos de respuestas concretas. (Más un pilón del que hablaremos más adelante).
1.- Si
Esta es la respuesta que ofrecemos ante la pregunta cuando queremos asentir clara y categóricamente a lo que nos están cuestionando.
- – Jefe, escuché que vamos a ser fusionados, ¿es así?
– Si y la información detallada aún no se da a conocer. - – Mamá, ¿puedo ir a la fiesta de esta noche?
– Si y te pido que seas cuidadoso con el nivel de alcohol que ingerirás. - – ¿Puede entregarme las cajas que compré el martes?
– Si, yo le llamo antes de ir.
2.- No
Esta es la respuesta que ofrecemos ante la pregunta cuando queremos negar categóricamente a lo que nos están cuestionando.
- – Jefe, escuché que vamos a ser fusionados, ¿es así?
– No, que yo sepa no hay ninguna información al respecto. - – Mamá, ¿puedo ir a la fiesta de esta noche?
– No, no estoy de acuerdo en el nivel de alcohol que ingeriste la última vez. - – ¿Puede entregarme las cajas que compré el martes?
– No, ¿le parece bien si le llamo en cuánto las tenga?
3.- No lo sé
Vivimos en una sociedad que parte de la premisa que debemos saberlo todo. Y eso puede colocarnos en un lugar de vulnerabilidad cuando no es así. En términos de un sistema social, ofrecer una respuesta categórica cuando no la tenemos puede invitar a construir una ruptura, una diferencia o la pérdida de la confianza. Así que una tercera posibilidad que es totalmente válida es “No lo sé”.
Cuando elegimos responder “No lo sé” normalmente es la antesala a “Necesito más información antes de darte una respuesta”. Entonces necesitamos preguntarnos a nosotros mismos “¿Qué información adicional necesito?”
- – Jefe, escuché que vamos a ser fusionados, ¿es así?
– No lo sé, ¿dónde escuchaste la información? Sería importante validarla. - – Mamá, ¿puedo ir a la fiesta de esta noche?
– No lo sé hijo, me gustaría que me dieras más detalles de la fiesta antes de tomar una decisión. - – ¿Puede entregarme las cajas que compré el martes?
– No lo sé, dependo de que encuentre el material. Mañana le informo si lo encontré.
4.- No quiero responderte
Imagino que esta opción puede generar confusión, especialmente partiendo de la premisa que sirve como título para este artículo, “Todos tienen derecho a una respuesta”. El asunto es que “No quiero responderte” es en sí misma una respuesta. Así como las personas tienen la total libertad de preguntar, también tienen la total libertad de elegir responder o no las preguntas que reciben. Y responder “No quiero responderte” sigue siendo una opción que respeta el derecho del otro a obtener una respuesta.
Ojo, es importante dejar claro que en “No quiero responderte”, no es la falta de información lo que nos limita. Cuándo se trata de falta de información lo más probable es que estemos ante una versión compleja de “No lo sé”.
En la opción “No quiero responderte”, lo que de fondo estamos diciendo es “Considero que no darte la respuesta es la mejor forma de seguir construyendo hacia el propósito que quiero lograr contigo”.
- – Jefe, escuché que vamos a ser fusionados, ¿es así?
– No quiero responder tu pregunta, habrá información oficial la siguiente semana. - – Mamá, ¿puedo ir a la fiesta de esta noche?
– No quiero responder tu pregunta, hasta que lo hablemos con tu padre esta noche. - – ¿Puede entregarme las cajas que compré el martes?
– No quiero responder su pregunta en este momento. En cuanto revise mi lista de entregas le doy una respuesta.
La respuesta +1: “Tengo miedo a responderte”.
Michael Blumenstein solía decir que en México se había encontrado con una quinta respuesta que es muy común, aunque no la expresamos con claridad. Y es “Tengo miedo a responderte”.
Personalmente, creo que no sólo es propiedad de los mexicanos, considero que es muy latina e incluso parte de muchas culturas dónde el miedo es la base de la construcción social.
Esta respuesta significa, sé la respuesta, sé que es SI o NO o NO LO SÉ o NO QUIERO RESPONDERTE, y tengo miedo de hacerlo porque cuando imagino la reacción que tendrás siento que no podré manejarlo. La mayoría de nosotros no lo decimos, así que elegimos “responder por la tangente”.
- – Jefe, escuché que vamos a ser fusionados, ¿es así?
El jefe piensa: “Si, y la verdad no sé qué sucederá, así que tengo miedo de la situación y de darte una respuesta” y cómo no me siento capaz de manejar tu posible reacción al compartir esto entonces elijo la respuesta tangencial del miedo:
– No deberías estar haciendo caso de rumores. Déjate de esas tonterías. - – Mamá, ¿puedo ir a la fiesta de esta noche?
La mamá piensa: “Me da terror responderte porque quiero cuidarte sin que me dejes de querer” y cómo no me siento capaz de manejar tu posible reacción, entonces elijo la respuesta de agresión del miedo:
– Seguro van a ir los borrachos de tus amigos. - – ¿Puede entregarme las cajas que compré el martes?
El vendedor piensa: “No he terminado el pedido y sí se lo digo va a dejar de comprarme” y cómo no me siento capaz de manejar tu posible reacción entonces elijo la respuesta de evasión del miedo:
– Yo le llamo antes de ir.
¿Qué pasaría si me doy el permiso de expresar al otro cómo me siento? Si hablamos desde el corazón de nuestro miedo y de lo qué necesitamos del otro para no sentirlo, quizá entonces podamos ofrecer una respuesta diferente.
La falta de claridad en las respuestas, invita a crear y construir caos en los sistemas sociales.
¿Y tú, qué tipo de respuestas concretas ofreces?
No comment yet, add your voice below!