por Katia del Rivero

Un cliente nos pidió que desarrolláramos un proceso de selección de personal con base en Teoría Blumenstein©.

Así que diseñamos una forma que invita a los posibles candidatos a hablar de su experiencia de vida personal y profesional. En el proceso van encontrándose con sus fortalezas, sus éxitos, sus necesidades, sus temas abiertos con la historia y sus sueños y deseos para el futuro.

Identifican con mayor claridad qué pueden ofrecer a la organización y qué necesitan de la organización.

Se colocan a sí mismos en un lugar dónde pueden evaluar la oferta de la organización desde un lugar de suficiencia, no de necesidad. Y desde ahí pueden elegir si esta organización les es útil y es lo que requieren para su siguiente paso de vida o no.

Es un proceso basado en una de las premisas más significativas de la teoría Blumenstein: las necesidades y deseos de ambos lados requieren tener el mismo peso y valor para que el proceso de co-construcción sea benéfico para ambas partes.

Cuando el “corazón” se quedó en la historia.

En una de las entrevistas el candidato contó como después de un empleo de cinco años había tenido tres empleos más en los que había durado poco tiempo. No los encontraba igual de atractivos que el primero.

Parecía que estaba buscando lo que había tenido en el primer empleo y no lograba replicarlo. Durante el proceso pudo identificar qué extrañaba, qué le hacía falta, qué había obtenido del mismo y qué necesitaba para mirar al frente.

Otro candidato, durante el proceso, tuvo la posibilidad de hablar con “su yo” de diferentes edades. El de veinte que tuvo su primer trabajo, el de veinticinco que se cambió para tomar una mejor oportunidad, el de treinta que fue despedido. El de treinta y tres que pudo empezar de nuevo y finalmente el de treinta y ocho, su edad actual, que busca capitalizar el aprendizaje.

Paso a paso fue reencontrándose y mirándose con “nuevos ojos”. Al finalizar hizo un ajuste a la frase de inicio de su entrevista. Cambio de “Estoy listo para este trabajo” a “Estoy listo para este u otro trabajo donde pueda crecer”.

He mirado a lo largo de los últimos veinte años que cuando no tenemos el corazón “completo” en el presente, suele ser más complejo dar el siguiente paso hacia el futuro. En estos tiempos de “escasez laboral” creo que en muchos casos no es la escasez lo que nos detiene, somos nosotros y nuestras construcciones que se quedaron en el pasado.

¿Hacia dónde miras?

Siempre que hablamos de “dónde se quedó tu corazón” estamos hablando de dónde está tu energía de vida. De hacia dónde está enfocado tu esfuerzo, tu foco.

Cuando nuestro corazón no está en el presente, usualmente está en el pasado. No está mirando hacia adelante.

Mirar hacia atrás es útil para agradecer lo que el pasado nos dio y que nos ha permitido llegar el presente. Para encontrar los recursos y regalos que hemos obtenido a través de esas experiencias previas. Si te quedas por más tiempo o por otras razones, suele transformarse en un barril sin fondo en el que se pierde la energía.

Para transformar, para avanzar, para crecer, para desarrollarse hay que mirar hacia adelante, hacia al frente, hacia el futuro.

El pasado no puede ser cambiado, el futuro puede ser construido. Mirar lo que ya sucedió es regodearse en lo que ya no tiene posibilidad de ser diferente. Mirar hacia lo que se puede y queremos que suceda es enfocarse en lo que se puede construir, desarrollar.

¿Qué necesitas tú?

Michael Blumenstein decía que el proceso de cierre es el proceso de “dejar de mirar hacia atrás y voltear a mirar hacia adelante”.

Parece sencillo y a algunos de nosotros se nos puede complicar un poco. Porque “fuimos dejando pedacitos de nuestro corazón” en la historia. En ese trabajo que me encantaba, en el amor que perdí, en los amigos que ya no veo, en el accidente que tuve, en el evento que me rompió el corazón o incluso en el que fue tan hermoso que lo considero irrepetible.

El tema de todo esto, lo muy lindo y lo no tanto, es que no está en el presente. Ya sucedió. Si fue muy lindo, ya pasó. Si no fue tan lindo, ya pasó. Y en lo que ya sucedió no puedo hacer cambios, sólo en lo que está por suceder.

Así que la pregunta es “¿Qué necesito para voltear al futuro?”. Puede ser que me haga falta soltar algo, puede ser que no quiera perder algo, puede ser que quiera “llevarme algo”.

O incluso puede ser que nada esté en el pasado y simplemente no sabes dónde o cómo es eso de voltear hacia el futuro. Crear una idea de cómo nos gustaría que fuera el futuro y que distinciones tiene con el presente es una invitación al corazón a poner tu pasión en ello.

A ti, ¿qué te hace falta? ¿Qué necesitas tú para completar tu corazón en el presente? ¿Qué necesitas para tomar/soltar/aprender lo que necesitas del pasado y poner tu pasión en el futuro?

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