Por Katia Ibáñez

Esa es la pregunta que suelo hacerme cuándo algo no sale como yo esperaba. Cuando las circunstancias presentes no responden a lo que yo había planeado y me siento frustrada, triste, enojada, perdida o todas las anteriores juntas.
Carajo, una vez más, la vida no está respondiendo a mis planes. El mundo no se acomoda a mis necesidades y los otros siguen sin hacer exactamente lo que yo espero.
Uno pensaría que después de tantos años ya me habría acostumbrado. Y la realidad es que no, sigo reaccionando con molestia y frustración cuándo mis planes, ideas y expectativas se quedan en eso. Más veces de las que me gustaría al menos. También es cierto que cada vez es menos frecuente. La frustración y molestia poco a poco se han ido transformando en recordarme a mí misma que:
A — Enojarse o molestarse tiene pocas probabilidades de resolver algo o nada.
B — Siempre, siempre, siempre tengo opciones ante mi circunstancia presente.
Con este artículo iniciamos una serie de cuatro reflexiones en las que exploraremos estas alternativas que acorde con la Teoría Blumenstein, cada uno de nosotros tiene ante las diferentes situaciones que la vida nos pone al frente.
La primera opción que tengo es cambio. Cambiar la situación, cambiar mi circunstancia presente significa preguntarme ¿Existe algo que pueda hacer para contribuir a que la situación sea más cómoda para mí? ¿Más manejable?
Si la respuesta es sí, entonces necesito identificar si está directamente en mis manos o si requiero apoyo de alguien más.
Por ejemplo, no me gusta cómo quedó el cuadro que acabo de colgar y está en mis posibilidades ajustarlo, moverlo o incluso quitarlo. O estoy en un restaurante y las papas a la francesa que pedí sin catsup llegan con catsup. Necesito del apoyo de la mesera para que me traigan una orden nueva para que no traiga catsup.
La respuesta puede ser “no lo sé”. Entonces parece ser que necesito información adicional para saber si está o no en mis manos.
Por ejemplo: Quiero mover una reunión, no puedo saber si esto está en mis manos o no, hasta poder saber si las agendas de todos los convocados está disponible o no.
Que la pregunta sea auto-dirigida y la respuesta sea individual no implica necesariamente que llevarla a la acción sea también cosa de una sola persona.
Finalmente, tengo una tercera opción de respuesta. No. No está en mis manos cambiarlo. No está en mí posibilidad pedir apoyo a alguien para que se cambie. No es una falta de información, es que realmente no está en mi posibilidad influir para generar algo distinto.
Por ejemplo: La estilista se pasó de largo con tu corte de cabello. Ni tú ni ella pueden cambiarlo, al menos no en ese momento. O que diagnostiquen a tú madre con Alzheimer, no hay posibilidad alguna realmente de hacer absolutamente nada para que esta condición cambie, ni en este momento ni en ninguno otro.
Cuando tú respuesta a la pregunta ¿Existe algo que pueda hacer para contribuir a que la situación sea más cómoda y manejable para mí? sea “Sí” entonces hazlo. Cuándo sea “No lo sé” entonces busca más información hasta que llegues a “sí” o “no”. Y cuándo sea “no”, entonces se abren las nuevas opciones que puedes elegir ante la circunstancia presente. De eso hablaremos en nuestros siguientes artículos.
No comment yet, add your voice below!