Por Katia Del Rivero

Hace poco hablaba con una persona a quien he aprendido a querer mucho, me contaba de su forma de vida con relación a las relaciones. Tiene una frase que me parece interesante: “Vivo solo, pero en realidad nunca estoy solo”.
Así que explorando con él acerca de qué significaba eso, me dijo que siempre hay alguien con quien sale, conversa, mantiene una relación y, sin embargo; no es estable con ninguna de sus acompañantes.
Me llamó mucho la atención que cuando terminó su explicación, dijo: “Y seguro ahora tratarás de convencerme que tu forma es mucho mejor”. Entendiendo por “mi forma” que a un año de que Michael falleciera sigo sintiendo el mismo amor por él que cuando estaba vivo y no me siento con ganas de tener una relación y mucho menos una que no tenga visos de construcción estable.
Me reí mucho ante su contribución y respondí: “No, para nada. No tengo esa estructura de pensamiento. No pienso en términos de mejor o peor. No pienso en términos de bueno o malo; pienso en términos de diferente y diferente no es mejor o peor, es sólo diferente”.
Me sentí profundamente agradecida con Michael, porque de él aprendí esta forma de mirar el mundo.
Y hoy que estamos a 10 días de cerrar el año y que usualmente hacemos balances del mismo, me preguntaba ¿qué tipo de balance haremos?
En términos de recuentos
La mayor parte de nosotros hacemos recuentos en términos de bueno o malo. Si fue muy bueno, queremos que el siguiente sea excelente. Si fue muy malo, queremos que el siguiente sea bueno. Si fue regular, entonces aspiramos a que el próximo sea mejor. Y en esta dimensión pareciera que devaluamos sutilmente lo que ya vivimos en busca de algo más.
¿Qué sucedería si no totalizamos en una “evaluación” nuestra vida del último año? ¿Qué sucedería si podemos mirar la diversidad de nuestra vida e incluirla toda? ¿Fue un año bueno o malo?, o sólo hubo momentos que fueron muy disfrutables para nosotros y que quizá opacaron a otros menos lindos; o momentos/situaciones que fueron difíciles y dolorosas, que quizá opacaron a otras más disfrutables y placenteras.
Así que en este cierre de año quiero invitarte a hacer un balance diferente, un balance desde la Teoría Blumenstein.
Si tú sensación del año es que fue “malo”, te invito a que recuerdes lo que disfrutaste: quizá fue un helado o la sonrisa de alguien o probablemente, el apoyo de una persona.
Focaliza en algo que te invite a significar la experiencia de vida de este 2017 con gratitud ante la vida, porque ante lo que sea que haya sido tan duro, tú fuiste absolutamente capaz.
¿Cómo lo sé? ¿Cómo puedo afirmarlo? Porqué estás vivo. Así que me parece que “algo bueno” hubo que también fue útil.
¿Qué fue? ¡Recuérdalo! ¡Atesóralo! ¡Valóralo! ¡No dejes que se vaya! Porque esa fue parte de tu fuerza de vida ante la adversidad.
Si consideras que fue un año muy bueno, quizá sería lindo que dedicaras unos momentos a recordar las situaciones duras, difíciles, tristes, dolorosas que viviste, a lo mejor fueron pocas o casi imperceptibles.
Puede ser que te preguntes ¿para qué hacer eso?, ¿por qué entristecerme con ello?, ¿para qué recordar lo que me molesta?
No te invito a que te entristezcas o molestes, te invito a que recuerdes los aprendizajes y los recursos que esas situaciones — por pequeñas que fueron — te dieron, para que si en un futuro se presentan de otra forma no olvides que ya fuiste capaz de manejarlo y vivir. Y que la vida no es buena o mala, feliz o triste, es solamente vida.
Los resultados del recuento
Quizá en el recuento te sientas tentado a juzgarte, evaluarte o incluso a devaluarte por lo que no salió cómo esperabas, por lo que consideras que no hiciste bien; cómo decía Michael Blumenstein, te invito a que “seas amable contigo mismo”.
¿Estás vivo? ¿estás viva? Estoy segura de que sí, porque si no, no estarías aquí: leyendo, respirando, entonces puedes decir que lo hiciste “suficientemente bien”. ¡Reconócetelo! ¡Valóratelo!
¿Hay algo que quisieras diferente? ¡Qué bien! Identifica qué es y cómo sería si ya hubiera cambiado y pregúntate: ¿Qué puedo hacer para construir esta diferencia?
Sólo recuerda que diferente no es “mejor o peor” es sólo diferente. Hoy que le damos tanto peso a la felicidad, al pensamiento positivo, al todo tiene que estar bien; quizá la mirada de la Teoría Blumenstein te recuerde la compasión, el amor y el valorar la vida tal cual es, sin adjetivos ni condiciones.
Que vivas en este 2018 y que si así lo eliges, vivas esa vida como una buena vida, con todo lo que traiga en ella y con ella.
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