Por Katia del Rivero

Creo que sobre esta pregunta hay muchísimas, muchísimas respuestas. Una vez más depende específicamente del estilo, la forma y el marco de constructo de realidad que tenga el facilitador, así es que me gustaría compartirte algunas de las muchas posibilidades que hay.
Una de esas posibilidades tiene que ver con la idea de ya constelaste, no hables con nadie al respecto y no hagas nada al menos hasta que hayan pasado 30 o 40 días.
La mayor parte de personas que trabajan con el estilo de constelación de Bert Hellinger te recomiendan esto. La razón es muy sencilla, como para ellos el proceso es místico y todo tiene que ver con el espíritu y con el destino y todas estas cosas, entonces la idea es que, en alguna forma, aunque no hayas entendido nada, aunque te sientas todo confuso o confusa, pues la intención es que tú dejes que el espíritu acomode en tu espíritu, lo que sea el contenido de la constelación.
Algunas otras personas, por ejemplo, cuando terminas una constelación, te dicen que por favor no tomes decisiones, ni hagas nada. La idea parte de la premisa que seguramente puedes estar tan movido emocionalmente, o tan confuso, o tan, o tan, o tan, que entonces quizá no tomarías las mejores decisiones.
Particularmente yo te podría decir que en ambas condiciones mi experiencia es completamente diferente.
Conozco muchísimas personas que lo primero que necesitan hacer después de ir a una constelación, es conversar acerca de qué vieron, qué escucharon, qué sintieron, qué les pasó, qué cosas les sucedieron, que dudas tienen. Y la razón es muy sencilla, cada ser humano es distinto; cada ser humano, una vez más, utiliza formas diferentes para construir realidad.
He visto que muchas personas cuando conversan acerca del proceso de su constelación, encuentran muchísima, muchísima más información.
Yo recuerdo a un chico para quien acompañé un proceso. La constelación fue tan impactante para él, que desde el momento en el que se subió al carro (mientras le daba un aventón a su casa) y hasta el instante mismo en que se bajó, no paró de hablar de todo aquello que le pasó durante el proceso.
Algunas semanas o meses después me dijo que en realidad él no estaba hablando conmigo, sino más bien que necesitaba un testigo presente que pudiera escuchar sus conversaciones internas y sus diálogos internos a partir de lo que observó.
En el tema, por ejemplo, de toma decisiones, te comparto un caso propio. Hace muchos años, cuando estaba en el momento de cerrar una relación, que entonces fue importante para mí, recuerdo que lo que observé a través de la constelación me dejó muy movida. La facilitadora me dijo “no vayas a tomar ninguna decisión” y yo saliendo de la constelación, como si me hubieran dicho lo opuesto, fui a casa y le dije al buen hombre “se acabó, no tengo más nada que hacer aquí, ni creo que tú y yo tengamos un futuro”. Hoy les podría decir, casi catorce años después, que esa es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.
Si le hubiera hecho caso a la consteladora y hubiera elegido porque ella decidiera en mi vida, o darle a ella el poder de la decisión, me habría quedado en una relación absolutamente no sana para mí.
Hay otras personas que te dicen que cuando tú haces una constelación es más que suficiente y hay algunos otros que te dicen que cuando tú haces una constelación eso es solo un proceso que requiere soporte terapéutico. Una vez más, ninguno de los terapeutas tiene la razón. Esa decisión solo la puedes tomar tú como cliente.
Si a ti el proceso de una constelación te dio claridad y te permitió reconectar con tu suficiencia y con tu autonomía para vivir tu propia vida y sabes qué siguientes pasos dar, entonces una constelación es suficiente.
En mi mirada, cuando nosotros trabajamos en constelaciones desde la perspectiva Blumenstein, esto sucede muchísimo y la razón es muy simple, trabajamos hacia el futuro y enfocados hacia las posibilidades y oportunidades que se abren ante ese futuro.
Pero también puede pasar que después de un proceso de constelación sientas que no es suficiente, que necesitas algún otro tipo de acompañamiento, entonces es tan sencillo como que lo pidas, que puede ser un proceso de coaching, de terapia. ¿Qué necesitas? Porque al final del día la responsabilidad de tu vida como ser humano, es exclusivamente tuya.
Así es que ya constelé ¿y después qué?
La respuesta la tienes tú. Te sientes cómodo, incómodo, completo, sientes que te falta algo; fue adecuado, no fue adecuado; encontraste información valiosa, te faltó. Sientes que aunque tienes información valiosa, requieres de un proceso de acompañamiento para tomar los siguientes pasos; la decisión sólo la tienes tú.
Quieres hablar con alguien, no quieres hablar con alguien. Quieres compartir lo que sucedió, no quieres compartirlo. Quieres preguntar acerca de tu constelación, no quieres preguntar. Esas son decisiones que solo tú puedes tomar.
Desde nuestra mirada no hay una sola acción correcta o incorrecta. El único ser humano que puede saber qué es lo correcto o lo incorrecto, una vez que termina un proceso de constelación para sí mismo, es él o ella misma.
En este sentido mi invitación sería a que te preguntes: y yo, ¿qué necesito?
Ya constelé ¿y después? Qué siento, qué necesito: apoyo, conversación, silencio, distancia, cercanía, nuevos pasos, otro proceso, un tiempo de reflexión.
O quizá tengo claridad de acción y entonces puedo tomar decisiones. ¿Qué es lo que tú necesitas?
La respuesta que te des, me parece, es la respuesta correcta.
No comment yet, add your voice below!