por Katia Ibañez
Las situaciones incómodas o aquellas que son diferentes a lo que esperábamos pueden sentirse abrumadoras y como laberinto sin salida.
Hemos explorado en artículos previos que una primera opción que tenemos es tratar de cambiar nuestra circunstancia para hacerla más manejable. Si eso no funciona, podemos decidir amarla en conciencia.
¿Qué opción tenemos cuándo ya hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance para cambiar la situación y no lo logramos? ¿Qué opción emerge cuando realmente no me siento capaz de amarla en conciencia? ¿Qué opción tenemos cuando ninguna de estas dos alternativas es posible? ¿Cuándo el cambio no fue viable y no encontramos la manera de amar la situación? Muy simple. Déjalo.
Retirarte. Alejarte de la circunstancia que no puedes cambiar y que no puedes amar, es siempre una alternativa. Quizá te suene tajante. Quizá lo sea. Y aún así es una opción.
Si lo analizas un poco, tiene toda la lógica del mundo. Ya intentaste cambiarlo. Ya intentaste amarlo. No pudiste cambiarlo y no encuentras cómo amarlo. ¿Para qué querrías quedarte? Es por eso que el siguiente paso es dejarlo.
Soltar. Dejar. Alejarte. Tomar distancia. Parar la pelea, es en muchas ocasiones la mejor posibilidad para cuidar de ti, conservar tu paz. Cuando soltar es la única forma de que cuides de ti y tu vida plena, entonces no dudes en tomar la posibilidad.
¿Cómo se suelta?
Soltar puede tener muchos significados. Desde nuestra perspectiva en todos los casos requiere claridad y acción.
Soltar no significa decir que el otro es tóxico, soltar no significa decir que la situación es inaceptable, soltar no significa decir que eso que vas a dejar es malo. Soltar significa asumir que eres tú quien no se siente capaz de cambiar o amar la situación y eliges irte con amor y cuidado para ti, los demás y la situación.
Soltar es asumirse absolutamente responsable de ti, tus construcciones, tus elecciones, tus necesidades, tus deseos y llevarlos a un lugar, espacio, contexto donde te sientas más capaz de atenderlos, cuidarlos y satisfacerlos.
¿Te parece demasiado? ¿Se te hace un hueco de pensar en dejar la situación? ¿No sabes cómo hacerlo o no te sientes capaz? ¡¡¡Pide ayuda!!! No hay nivel más alto de autonomía que reconocer que hoy necesito de otro para sobrevivir.
Si después de todo esto no encuentras como cambiar la situación, no hay manera de que puedas amarla y no quieres soltarla, entonces siempre tienes la opción 3b: ¡¡Súfrelo!!
Desde nuestra perspectiva no hay muchas posibilidades de construir en una situación que te es incómoda, no puedes cambiar y tampoco has encontrado cómo amar. Y si aún así no quieres dejarla, estás eligiendo la opción de sufrirlo. Y se vale. Quizá sólo queremos invitarte a darte cuenta que es tu elección.
Y de la misma forma que estás eligiendo sufrir, también puedes elegir soltar, cambiar o amar.
¿Qué pasa si eliges intentar cambiar la situación y el resultado te parece peor? Quizá ahora sea más fácil dejarla.
¿Y si ayer podías amarla pero hoy algo es diferente y ya no? Vuelve a empezar. Ya no es la misma situación, ahora es situación 2.0 así que regresas al principio. Puedes cambiarla, amarla, dejarla o sufrirla.
Decidiste dejarla y ahora te arrepientes. Mismo caso. Ya no estás en la situación que dejaste, estás un paso más allá y no es la misma, así que de nuevo, reinicias las opciones, incluyendo levantar tu mano para volver.
Y así consecutivamente hasta que encuentres la situación que te da paz, la que te haga feliz, en la que te sientas seguro o todas las anteriores.
La vida es elegir y como decía Michael Blumenstein recuerda que no hay buenas o malas decisiones, hay decisiones, y tú puedes hacer algo bueno con ellas, incluso cambiarlas.
Deseamos que esta perspectiva te acompañe y te sea útil cuando lo necesites.
Y recuerda, siempre, siempre, siempre puedes volver a elegir.
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