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Esta semana entré en mi cuenta de twitter y me encontré la foto que a continuación comparto con el tuit correspondiente:

Y elegí compartir una pregunta para @POTUS:

Entonces me puse a leer las miles y miles de reacciones diferentes que se generaron a partir del tuit original.

Algunas completamente opuestas. Unas suman, otras contrarrestan. Todas distintas.

¿Por qué sucede este fenómeno? ¿Cómo puede ser que ante un mismo “estímulo” haya tantas y tantas construcciones de realidad distintas? ¿Cómo es que en un concepto tan “general” como lo es “Dios”, haya tantas versiones de “Dios”? ¿Cómo puede ser que, incluso en las mismas religiones, encontremos distinciones en la construcción de Dios?

Pero déjeme moverme hacia un tema menos polémico.

¿Cómo es que la misma persona puede ser adorada y odiada al mismo tiempo? ¿Depende de la persona? ¿Depende los otros?

Vamos aún más lejos, ¿cómo es posible que podamos vivir en paz con estas “construcciones” tan diferentes entre nosotros los seres humanos?

Algunas posibles respuestas

El proceso es bastante sencillo de explicar, complejo de vivir con consistencia en el día con día.

Y mucho, mucho más retador hacerlo desde la suficiencia (ese espacio interno en el que sé que vine a la vida equipado con todo lo que requiero para vivir).

El tuit que se ofrece a través de la cuenta del Presidente de Estados Unidos, es una oferta, una “contribución” como lo llamamos nosotros en #Teoría Blumenstein.

Y las contribuciones si bien se forman con el propósito, el contenido y la forma de quien las ofrece, una vez que salen, se convierten en datos neutros.

¿La razón? No tenemos la posibilidad como seres humanos de conocer ninguno de los tres datos anteriores del que ofertó.

Y nuestro cerebro sólo puede construir a partir de los datos que recibe.

Así que para co-crear sistema social, yo necesito tomar la contribución del otro, hacerla mía, y darle significado a estos tres datos: es decir interpreto el propósito, el contenido y la forma.

Y finalmente elijo responder o no.

¿Queremos construir?

Así que esta idea tan publicitada en redes sociales de “yo soy responsable de lo que digo” y “tú de lo que interpretas”, en algún sentido tiene razón. Aunque tengo mis dudas de que muchos sepan porque, porque la base es biología pura.

El tema interesante, al menos para mí, no se queda en la forma en cómo los organismos vivos llamados seres humanos estamos diseñando para interactuar.

El tema es que cuando lo vemos desde una perspectiva de sistemas sociales, lo importante no es lo que yo digo, o lo que tú entiendes o viceversa, lo importante, lo verdaderamente importante es: ¿qué queremos construir? Si queremos construir.

Y aquí es dónde al nuevo Presidente de US y a muchos líderes, como decía mi abuelita, se les tuerce el rabito, porque cuando vemos sus contribuciones algunos podemos construir que no quieren construir juntos. O cuando menos no desde un lugar que incluya una diversidad de perspectivas.

Y en esta magnífica biología con la que fuimos diseñados, quien no construye no sobrevive. Y no estoy hablando de un solo lado, sino de ambos.

Quizá es por ello que hemos puesto en riesgo nuestro planeta, ponemos en riesgo nuestras organizaciones, nuestros equipos y hasta nuestros hogares, porque no nos preguntamos qué queremos construir y sí realmente queremos construir.

Así que la pregunta es: en aquellos sistema sociales en los cuales contribuyes: ¿Qué quieres construir?

¿Qué te gustaría que sucediera entre tú jefe y tú? ¿Qué te gustaría que sucediera entre tu hijo adolescente y tú? ¿Qué te gustaría que sucediera entre tu pareja y tú? ¿Qué te gustaría que sucediera en el equipo al que pertenece o diriges?

Y una vez que tengas claridad, una siguiente pregunta podría ser: ¿Las contribuciones que estoy haciendo incrementan o decrementan mis probabilidades de lograrlo?

Quizá como Trump, le oras a un Dios de amor y tienes comportamientos de odio. O quizá como muchos otros, estás tratando día a día de contribuir consistentemente con aquello que te gustaría construir.

La perspectiva que la TeoríaBlumenstein® ofrece no es para los individuos, es para construir juntos desde la individualidad.

Katia del Rivero

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